Cada que me tengo que subir a un taxi, no se exactamente con que tipo de persona me voy a encontrar, por lo general he tenido buenas experiencias, desde los clasicos que te chulean (sin pasar de palabras), los que son unos ladrones y te ofrecen todo tipo de objeto olvidado en sus unidades, los que no hablan para nada o los que me simpatizan mas, que son los hablantines que te cuentan toda clase de experiencias. El dia de hoy no fue la excepcion el taxista era una persona bonachona, me ofrecio el periodico y una amena platica a proposito de los problemas en Av. Insurgentes con su clasica frase "ahi te va otra...." cada que comenzaba un nuevo relato.
El despertar de la lucidez puede no suceder nunca, pero cuando llega, si llega, no hay modo de evitarlo. Y cuando llega, se queda para siempre. Se entiende, aunque no se lo quiera aceptar, que la vida nace con la muerte adosada, que la vida y la muerte no son consecutivas, sino simultáneas e inseparables. Si uno puede conservar la cordura y cumplir con normas y rutinas en las que no cree es porque la lucidez nos hace ver que la vida es tan banal que no se puede vivir como una tragedia.
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