El miedo absoluto a lo incierto, ¿al futuro?, si es que este existe, es algo nebuloso, jamás se si regresare a casa a ver a mis padres, mis hermanos, mis amigos, si algún día terminare esa tesis –que ya es mas un lastre que algo que me de satisfacción-. El miedo a que pasara en Europa, el regreso y lo que me podré encontrar, pues la vida sigue y nadie se va a detener solo porque yo me voy a pasear. El miedo a despertar mañana y no saber que hacer, el miedo a dejar mis sueños pasar, el miedo a convertirme en lo que mas odio, el miedo a no saber nada.
El despertar de la lucidez puede no suceder nunca, pero cuando llega, si llega, no hay modo de evitarlo. Y cuando llega, se queda para siempre. Se entiende, aunque no se lo quiera aceptar, que la vida nace con la muerte adosada, que la vida y la muerte no son consecutivas, sino simultáneas e inseparables. Si uno puede conservar la cordura y cumplir con normas y rutinas en las que no cree es porque la lucidez nos hace ver que la vida es tan banal que no se puede vivir como una tragedia.
viernes, agosto 13, 2004
MIEDO ABSOLUTO, EMPACADO AL ALTO VACIO
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