El despertar de la lucidez puede no suceder nunca, pero cuando llega, si llega, no hay modo de evitarlo. Y cuando llega, se queda para siempre. Se entiende, aunque no se lo quiera aceptar, que la vida nace con la muerte adosada, que la vida y la muerte no son consecutivas, sino simultáneas e inseparables. Si uno puede conservar la cordura y cumplir con normas y rutinas en las que no cree es porque la lucidez nos hace ver que la vida es tan banal que no se puede vivir como una tragedia.
domingo, enero 20, 2008
EXTRAÑAMENTE FELIZ
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Entre muchos colores me encuentro, pero cuando estoy conmigo mismo, predomina el azul.
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Entre muchos colores me encuentro, pero cuando estoy conmigo mismo, predomina el azul.
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