Cena de fin de año con los amigos mas cercanos, viendo como hemos cambiado tanto, recordando esos pequeños instantes que nos han unido y las grandes diferencias que ahora no han distanciado. Los conozco desde hace 7 años y no somos ni un poco lo que eramos en ese entonces, todos trabajan, uno se caso y esta a punto de ser papá, otro con su novia pensando en vivir juntos, amiga con novio nuevo que parece ser el definitivo, un amigo que dejo todos los vicios incluido el sexo, otro mas que tiene su propio despacho, ¿que diablos paso con todos nosotros?, extraño esos dias de absoluta hueva o las entregas interminables donde no dormiamos por dias enteros y sus excusas para descansar, las fiestas y las borracheras por cualquier evento ficticio, la comida en la facultad, los apodos a los maestros, en fin todos esos pequeños detalles que hicieron de mi estancia en la escuela una de las etapas mas felices e inolvidables de mi vida y si pudiera cambiar algo, seria unicamente ese pequeño instante en que cada quien ha tomado su propio camino.
El despertar de la lucidez puede no suceder nunca, pero cuando llega, si llega, no hay modo de evitarlo. Y cuando llega, se queda para siempre. Se entiende, aunque no se lo quiera aceptar, que la vida nace con la muerte adosada, que la vida y la muerte no son consecutivas, sino simultáneas e inseparables. Si uno puede conservar la cordura y cumplir con normas y rutinas en las que no cree es porque la lucidez nos hace ver que la vida es tan banal que no se puede vivir como una tragedia.
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